A Diótima
¡Bella vida! Tú vives, como leve brote de invierno,
en este mundo agostado sola y callada floreces.
Aire ansías, y luz, primavera que vierta su tibio
resplandor, cuando buscas la infancia del mundo.
Ya tu sol, ya tu tiempo feliz se ha ocultado,
y en la noche glacial sólo hay fragor de huracanes.
Diótima murió a los dos años de terminar con Hölderlin. Hay románticos que piensan que murió por culpa de la separación, pero parece que murió de una enfermedad contagiosa: tuberculosis o rubeola. También hay románticos exagerados que consideran que Hölderlin enloqueció al separarse de su amada musa, pero no, el ya estaba loquito desde antes. Se cree que sí alcanzaron a despedirse y que la visitó en su lecho de muerte. Por lo menos Diótima no llegó a experimentar el olvido de Hölderlin, su indiferencia o hasta su odio, a ser lastimada o reemplazada rápidamente. Con todo y sus locuras, todo indica que el poeta sí la amó de verdad y no sólo la utilizó como podría llegar a creerse.
lunes, 16 de marzo de 2009
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Óyeme, si faltaba más: los hay, los hay aún. O no los hubo nunca y siempre son gratuitos (extraños). Que es lo mismo que "los hay aún".
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