jueves, 26 de marzo de 2009

La musa abandonada


( o bien, La musa bloqueada o La musa odiada)


"LA DESPEDIDA"

F. Hölderlin


¿Queríamos separarnos?
¿Era lo justo y lo sabio?
¿Por qué nos asustaría la decisión como si fuéramos a cometer un crimen?
¡Ah! poco nos conocemos, pues un dios manda en nosotros.


¿Traicionar a ese dios?
¿Al que primero nos infundió el sentido y nos infundió
la vida, al animador,
al genio tutelar de nuestro amor?
Eso, eso yo no lo hubiera permitido.


Pero el mundo se inventa otra carencia,
otro deber de honor, otro derecho, y la costumbre
nos va gastando el alma,
día tras día disimuladamente.


Bien sabía yo que como el miedo monstruoso y arraigado
separa a los dioses y a los hombres,
el corazón de los amantes, para expiarlo
debe ofrendar su sangre y perecer.


¡Déjame callar! Y desde ahora, nunca me obligues a contemplar
este suplicio, así podré marchar en paz
hacia la soledad,
¡y que este adiós aún nos pertenezca!


Ofréceme tú misma el cáliz,
beba yo tanto del sagrado filtro,
tanto contigo de la poción letea,
que lo olvidemos todo, amor y odio!


Yo partiré. ¡Tal vez dentro de mucho tiempo vuelva a verte, Diótima!
pero el deseo ya se habrá desangrado entonces,
y apacibles como bienaventurados
nos pasearemos, forasteros, el uno cerca al otro conversando,
divagando, soñando,
hasta que este mismo paraje del adiós
rescate nuestras almas del olvido
y dé calor a nuestro corazón.


Entonces volveré a mirarte sorprendido, escuchando como otrora
el dulce canto, las voces, los acordes del laúd,
y más allá del arroyo, la azucena dorada
exhalará hacia nosotros su fragancia.


Pobre Diótima.

Cuando la musa ya no es necesaria y al poeta no le sirve, debería de esfumarse, por qué no morirse pronto , tal y como Diótima, eso sería lo cómodo y práctico...

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