Una vez yo tuve un clavo
clavado en el corazón,
ya no recuerdo si el clavo
era de oro, de hierro o de amor.
Sólo sé que me hizo un mal tan hondo,
que tanto me atormentó,
que día y noche sin cesar lloraba
cual lloró Magdalena en la Pasión.
"señor que todo lo puedes
-le pedí una vez a Dios-,
dame valor para arrancar de un golpe
clavo de tal condición.
Diómelo Dios, lo arranqué,
mas...¿quién lo pensara?... Luego
no sentí ya más tormentos
ni supe qué era el dolor:
Supe sólo..., un no sé qué me faltaba
en donde el clavo faltó,
y tal vez, tal vez tuve saudades
de aquella pena---¡Buen Dios!
Este barro mortal que envuelve el alma
¡quién lo entenderá, Señor!
Rosalía de Castro.
Me recuerda a "Yo voy soñando caminos" de Antonio Machado.
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