Tal vez la mano, en sueño,
del sembrador de estrellas,
hizo sonar la música olvidada
como una nota de la lira inmensa,
y la ola humilde a nuestros labios vino
de unas pocas palabras verdaderas.
Antonio Machado
lunes, 12 de octubre de 2009
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No eches de menos la verdad, ni la real ni la de los labios. Ésta engaña y frustra más que aquélla, aunque disfraza mejor su insuficiencia. Y cuando quieras la firmeza que no te da la realidad en la que vives, emula al mártir de Hipona: "Domine, da me quod iubes et iube quod vis".
ResponderEliminarGracias Attilio, tú sí eres sabio.
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