miércoles, 28 de abril de 2010

Cuando era tiempo de invierno

Cuando era tiempo de invierno
pensaba dónde estarías;
cuando era tiempo de sol
pensaba dónde andarías.
¡Ahora...tan sólo pienso,
mi bien, si me olvidarías!

Rosalía de Castro.
Poetisa de verdad, melancólica, sentimental.

Mas ve que mi corazón

Mas ve que mi corazón
una rosa es de cien hojas,
y es cada hoja una pena
que vive pegada a otra

Quitas una, quitas dos,
penas me quedan de sobra.
Hoy diez, mañana cuarenta,
deshoja que te deshoja.

¡El corazón me arrancaras
si las arrancaras todas!

Rosalía de Castro

martes, 27 de abril de 2010

Importancia del sol


Todavía quedan jacarandas y sus flores cubren el pasto como un tapete morado. El sol ha sido intenso y quema. Aún así, lo disfruto.
El sol puede dañar la piel y ocasionarle enfermedades serias y es además la causa principal de su envejecimiento. Ya lo sé, pero hoy no importa.
Recientemente, tuve ocasión de estar cerca de mujeres maduras. Casi todas ellas tenían arrugas en el rostro , además de los brazos, los hombros y el pecho, donde también abundaban las pecas y un envidiable color tostado. Dicen que antiguamente, el ideal de belleza consistía en intachables pieles blancas de alabastro. El color bronceado suponía trabajo físico al aire libre, bajo el sol, y era propio de clases no privilegiadas.
Ahora es distinto. Al ver las pieles de esas mujeres, que horrorizarían a los dermatólogos, quise adivinar que eran el resultado de muchos ratos al aire libre, en el mar, el campo, fruto del deporte o de actividades gozando la naturaleza. Quizá algunas de esas pieles habían envejecido prematuramente al asolearse tanto o tenían la huella de las penas de la vida. Pero la actitud jovial y divertida de estas señoras, sus ganas de vivir y disfrutar el mundo, por encima del aspecto de su piel, me ha hecho reflexionar sobre la belleza verdadera.
Esas pecas, manchas y arrugas eran marcas de horas al sol, pero eran reflejo de lo que han vivido, eran también marcas de vida, a las que no hay que temerles.


domingo, 18 de abril de 2010

Gastronomía y belleza

Interesante:

La inclinación del bello sexo por la gastronomía tiene algo instintivo porque favorece la belleza. Serias observaciones exactas y rigurosas han demostrado que un régimen suculento, delicado y esmerado rechaza mucho tiempo y mantiene a larga distancia toda señal exterior de vejez.
Tal régimen pone los ojos brillantísimos, fresquísimo el cutis y da mayor consistencia a los músculos; y como en fisiología es un hecho cierto que la depresión de los músculos produce arrugas, enemigos terribles de la belleza, también puede decirse con la misma seguridad que en circunstancias iguales, cuantos saben comer, son comparativamente diez años más jóvenes que los que ignoran esta ciencia.

Brillant-Savarin ( 1755-1826)

Madrid, 17 abril 2010

martes, 13 de abril de 2010

"On the sea"


Last lines

No coward soul is mine,
No trembler in the world's storm-troubled sphere;
I see Heaven's glories shine,
And faith shines equal, arming me from fear

Emily Brontë